Y bien, a modo de aperitivo en este viaje a Brujas + Bélgica, os voy a contar mi experiencia gastronómica en un país que tantas ganas tenía de visitar, y que en el fondo tampoco me quedaba tan lejos de Alemania. Muy típico en Bélgica como bien podéis saber, son las patatas fritas, el chocolate y la cerveza. Y os confesaré que como cerveza no bebo ni me gusta, y como las patatas fritas no son más que eso, me quedaba la palabra CHOCOLATE. ¿Apetitoso verdad? No hay duda ninguna, pero quería sumergirme un poquito más allá. Y he de confesar que acabó siendo un día entero de jornada gastronómica belga. Pero vayamos por partes...
Mi elección fue el Restaurante LA CIVIERE D'OR, en la Plaza "Grote Markt" o Plaza Mayor, el centro más centro de Brujas.
Ahondar un poco más en la gastronomía, significaba probar los famosos mejillones gratinados, algo de pescado, etc etc... Y así hice. A continuación os mostraré un poco el encanto del restaurante, y ya luego a lo que de verdad interesa, eso que tanto gusta disfrutar y que generalmente tan pronto se acaba jaja. ¡Vamos con el restaurante, para que veáis que encanto tenía!
Y las vistas tremendas, a la Torre Belfort.
Y ahora sí, vamos a lo que interesa, los tres platos que probé en este restaurante.
Primeramente decir que me llegaron con el agua, el pan todavía caliente, y una copita de vino con una piedra de hielo.
De primer plato, un plato de mejillones gratinados. Y he de confesar que estaba RECIÉN sacado del horno. Tenía tantas ganas de comer, que casi me quemo. Pero por el resto, un placer fantástico comer mejillones con una salsa muy típica belga gratinada con queso.
De segundo, también muy típico, dorada a la plancha con verduras cocidas y mejillones, por eso de mantener la tradición de comida belga jaja.
Y de postre un flan de caramelo con nata y azúcar glasé.
Os dejo una foto a la salida frente a la fachada, ahí va:
Os podéis imaginar que salí lleno, la verdad que sí. Pero no podía obviar un segundo postre. Era la ocasión de terminar de endulzarme la tarde con unos típicos y ricos pralinés, o dígase bombones, pero belgas, nada de tonterías jaja.
8 pralinés, lo que vienen siendo unos 100 gramos largos de chocolate.
Pues CLARO QUE SÍ, para eso estamos. Para viajar, probar y aprender.
En fin, tarde de recordar por Brujas. Tarde de paseos sin parar (en breves prepararé la entrada al completo del viaje a Brujas), tanto antes como después de la comida.
Y es que la vida es eso, saber disfrutar de esos momentos de libertad, de diferencia, de hacer lo atípico, de descuidarse, o cuidarse más de la cuenta, según como se vea. De ser feliz, de aprender, cultura, gente, lugares, momentos... ¡Siempre con una sonrisa!
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Luis
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